El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas alumbró un texto destinado a convertirse en un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse. Llegó bajo los peores auspicios, con un mundo desangrado por la II Guerra Mundial y muchas zonas sometidas al yugo de la colonización. Una mujer, Eleanor Roosevelt, estuvo al frente de la Comisión de Derechos Humanos encargada de proclamar los 30 artículos de la Declaración Universal. Han pasado 60 años y cada día observamos que sus postulados frecuentan más el limbo de la teoría que la crudeza de la práctica. Éste es un viaje alrededor del planeta, ilustrado con espectaculares fotografías, en busca del rostro de los principios inspiradores de la comunidad internacional.
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